Érase un par de veces



4/ 11/ 11

La maravillosa historia interminable.

- Coloquémonos por orden alfabético.
- Váyase a la mierda.
















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2011


19/ 2/ 11

El monstruo de la lavadora

Realmente, la casa es el lugar más aterrador del mundo mundial. El imaginario colectivo está lleno de leyendas urbanas, pero ¿qué es de la lavadora?
¿Acaso soy la única que mete la mano en el tambor electrodoméstico con pavor?
Por un instante, fugaz pero tétricamente eterno, el calcetín que andas buscando se ha perdido en esa pequeña lata. Sondeas con los dedos temblorosos pero sigue sin haber rastro de él.
Es entonces cuando, irremediablemente, llega el siguiente paso. Ese nivel superior, ese combo de nervios.
Tienes que asomarte para acechar visualmente ese pedazo lanoso.

Para que al final tenga una patata en el talón, el muy hijo de pu.




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2010



23/ 6/ 10

Holocausto ovíparo en la cocina.

Como si de un oviscapto se tratase, el tenedor se precipita por el tazón para finalmente, hacer lo que todos en esa cocina sospechamos y sabemos; petar la yema.
Clavar las garras en mi preciado huevo pasado por agua. Y esque, mi madre, presa de una malévola superstición (allá cada cual con sus creencias, y más siendo culinarias) no sabe dejar el huevo en paz una vez "descascarillado" dentro de su receptáculo.
No.
Llámalo como quieras, manía, defecto; yo lo llamo ganas de joder.

Por algo mismo hablan del amor de madre y no del del hijo, precisamente porque el amor de éste pende de un hilo ante estas situaciones. Si ni con la comida ni los sentimientos no se juega, revueltos (y nunca mejor dicho hablando de huevos) menos.
De todo esto sólo puedo sacar una conclusión, mi madre ama tocar los huevos.





1/ 7/ 10

La colada

Las pinzas de plástico, esas simpáticas y coloridas pinzas, nada tienen que hacer en mi casa.
La raza aria de las pinzas, las de madera, dominan el tendedero.
Parten el bacalao, la pana y la lana.

Y lo saben.





30/ 8/ 10

Calcetines y champiñones

Calcetines ásperos. Pero agradables al tacto, con esas borlas que van creciendo como champiñones.
Los acercas despacio a la nariz y huelen igual que el armario. Es una mezcla entre suavizante, madera y memoria.
¿Y a qué huele la memoria?
A calcetines dentro del cajón del armario, sin duda.